
“Billy” es un niño de 11 años que sueña con ser bailarín, pero tiene la suerte de haber nacido con muchas circunstancias en su contra, es huérfano de madre, vive en un pequeño pueblo minero de La Gran Bretaña, no cuenta con solvencia económica, además de la poca aportación cultural de su padre y de su hermano mayor, los que por lógica trabajaban en una de las minas y estaban tan llenos de prejuicios, que eso no les permite ver lo que es la realización de los sueños del pequeño y por lo tanto no tienen el privilegio de apoyarlo en el desarrollo de sus talentos.
Billy entonces empieza a vivir una serie de trabas, y se las va ingeniando para abrirse paso y cumplir con su sueño.
Cuando más débil se siente Billy y piensa que va a caer, entra en la trama una maestra que le ayuda con su experiencia y apoyo incondicional a sobresalir a estos tropezones, es cuando me viene a la mente un comercial que hace varios meses se vio en televisión y decía “Las oportunidades pasan, pero si no las ves, es por que tal vez no te las mereces” En el caso de Billy, él sí las ve y las toma, aunque por momentos se sienta caer ante todas esas presiones y voces que le agobian. Pero también posee una carta que su madre le dejara, en la cual ella le dice "Sé fiel a ti mismo".
Cuántas veces, debido a todo cuanto nos rodea y a lo que la gente pueda pensar de nosotros, nos imponemos cantidad de trabas y justificaciones que nos llevan a cancelar nuestros sueños, a no lograr lo que anhelamos, a pesar de que a final de cuentas nos invada la frustración, el dolor, el sentimiento de pérdida.
Nuestro protagonista tiene tres características básicas de un líder, es consistente, persistente e insistente y no le da miedo tropezar y caer en el camino del objetivo que él se fijó, se quita prejuicios y lucha tenazmente. Muchas veces nos cuesta trabajo cambiar prejuicios, creencias y patrones que hemos aprendido durante toda nuestra vida y damos por hecho que así es como debe ser y tratamos de complacer a todos los que se encuentran a nuestro alrededor, menos a nosotros mismos.
Y como a Billy le sucede, muchas veces, cuando más cerca estamos de lograr un éxito, optamos por dar marcha atrás argumentando que si no lo obtuvimos fue porque descubrimos que en realidad no lo deseábamos. Esto, aun cuando en nuestro interior pueda generarse la frustración, la cual conlleva amargura e insatisfacción.
La meta de hoy es ver a todos los “Billy Elliot” que existen, empezando con nuestro hogar, y no dar por hecho que si yo soy ingeniero, mis hijos deban serlo porque así es la tradición, NO, hoy día debemos abrazar los sueños de nuestros hijos y demás personas como propio, propiciar la preparación, la capacitación y la retroalimentación constante, quitar prejuicios y principalmente quitar ese síndrome del “Producto Terminado”, quitar el yo soy perfecto y cambiarlo por, el yo soy perfectible, es decir soy susceptible a la perfección constante y esto propiciaría ese crecimiento deseado y el logro de nuestros sueños, por ende una mejora constante y un mejor camino hacia el futuro.
Con cariño para mi hermano Eduardo.
Elaborado por:
Ing. Froylan Martínez Barragán
Director de Operaciones
Grupo 24 Horas
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